octubre 11, 2011

Ayer.

Ayer... Te encontre vagando por las avenidas de tu mente, resguardada de todo aquello que violenta tu paz. Te segui. ¿O eras tu quien me seguia? ¿Importa acaso? Ayer, para no decir, que o me acerque, o te acercaste, me limitare a decir, nos acercamos. Nos reconocimos. Nos vimos los ojos, como tantas veces, pero en cuerpos nuevos, con problemas nuevos, con lios nuevos. Ayer, nos fuimos tan tranquilos, platicando por las calles abandonadas de una ciudad perdida, aun puedo casi sentir, la frialdad de los arboles enclavados en las aceras, avergonzados de no poder vivir en libertad, e impotentes de marcharse. Frios, esteriles.
Ayer, nos acercamos a un cafetin, un sitio olvidado, en una ciudad perdida. Nos platicamos y nos contamos "Que hay de nuevo"

Ayer, te tome de las manos, te dije que me alegraba de haberte encontrado. Tus ojos me lo dijeron todo. Pero cuando te tome de las manos, aunque no me lo dijeras, tambien, como ayer, note que te marcharias. Otra vez, como ayer.
Te quise poner una huella, una marca. Un beso aunque fuera, en tu frente, para que supieras como regresar a donde el destino te trajo y ahora te aleja. Como ayer, pero ayer, tampoco se pudo. Te pedi que al menos, si te ibas, que no te fueras infuriada, esto no es MI culpa. Pero tambien, como ayer, no me escuchaste. Quisiste oir lo que no tenias que oir, sino lo que querias oir. Calmar tu sed de impotencia. Como ayer.

Y nuevamente vago solo por las calles, hoy, buscandote, a ver si te encuentro. Y como ayer, mañana sera. Solo cruzo los dedos de poder encontrarte.

Como ayer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

000000000000000000000000000000000H...excelente y nostálgico relato, con un dejo de esperanza...yo no sé si es que nos todos tenemos un poco de masoquistas o de verdad tenemos tristeza por dentro y nos gusta sufrir por amor, no lo sé, pero este tipo de cuentitos siempre resultan muy "de cada quien", muy de quien los lee.