octubre 23, 2011

Atraco

Allí estabas tú. Blanca. Pura. Perfecta. Inmóvil. Esperando que yo hiciera el primer movimiento. Tenías miedo. Tenías precaución. Temías que fuera a ser violento. Me acerque poco a poco, midiendo tu afán por tu sonido. Te ibas a entregar, si, pero no lo harías tan fácilmente. Estabas cerrada. No decías nada. Pero tu sonido, como si 220VAC pasaran por ti. El frió de tus entrañas contrastadas con el calor de tu exterior. De tu piel, lechosa, casi mortuoria. El paso de los años te habían hecho precavida. Cautelosa. Aunque también el paso de los años te hacían delatar las delicias que se escondían en tu interior.
Me acerque a ti, sutil. Suave. Delicado. Estabas inmóvil, pero no me oponías resistencia. Con unos dedos hábiles, y delicados, acaricie tu superficie. Sentí la rugosidad y al mismo tiempo la delicadeza de tu cuerpo. Encontré una comisura perfecta. Mis dedos se hundieron delicadamente en ella. Gire con la mano, y te abriste ante mi, mostrando tu esplendor, tu luz interna, tus delicias. Tus manjares secretos, guardados en tu interior. Te penetre, y con una mano, hábilmente manipule en tu interior. Pero ya yo estaba servido. Ya no quería más de ti. Te cerré, y te quedaste allí. Blanca, Pura, Perfecta. Inmóvil. Ya yo tenía lo que había buscado de ti. Una merienda de media noche. Gracias, por estar para mi siempre tan fría. Por conservar tus manjares siempre tan frescos. Gracias, refri.

Gracias, por siempre brindarme el atraco de media noche.


Salut!

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajajajajajajjajaja, muy bueno, realmente me encantó el giro inesperado de la narración...porque digo, yo no me doy golpes de pecho, claaaaaaaaaaaaaro que imaginé otra cosa...y de pronto ¡BUM! ¡ÁNDELE POR MALPENSADA -O BIEN PENSADA, SEGÚN LO TOME UNO-! Es genial.