octubre 29, 2011

Abismo

Estoy sentado, a orillas de ese abismo.
Desde el medio día, el sol horadaba mi piel.
El sol, desprovisto de criterio, se esconde tras la montaña.
¿A dónde se ha ido la luz cegadora?

La tarde poco a poco va cayendo.
El celeste se tiñe lentamente de un añil oscuro.
Las voces de los animales empiezan a escucharse.
¿Me asusta o me deleita oirlas?

El ultimo suspiro del astro solar se evapora lentamente.
Como una vela que se extingue a si misma.
El abismo a mi costado reverbera de actividad.
Doy un grito, esperando un eco.

Pero mi voz se confunde con lo oscuro que alli llace.

Llevo no se cuantas horas, aquí a la par del abismo.
El ruido se ha vuelto insoportable.
Es como si algo buscase salir… algo buscase liberarse.
Una prision profunda para una bestia malevola.

De pronto la curiosidad me gana.
Lentamente asomo el rostro.
Veo un par de ojos, penetrantes e inquisitivos.
Incitantes, oscuros. Inmoviles, crueles e impasivos.

Y no me asustaria tanto…
… si no viera que únicamente, es el reflejo de mis ojos.

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