marzo 15, 2021

 

El exilio.

Cuando me exilie de tu mirada

En mi cabaña inconclusa

La herida de tu ausencia desalmada

De tu partida, la excusa.

“No querías ser mi musa”

No me darias tu inspiración.

Y te fuiste, ilusa.

A tu camino de salvación.

No me dejaste explicarte nada. No aceptaste ni una palabra.

Me habías transformado en un siniestro indefinible, indefinido.

Nunca me cediste un cuartel, sin perdonarme o sin comprenderme, de un pecado tan insignificante

Que ni una flor se marchita, ni una abeja se sacrifica. Ni un pelo se desprende.

Pero te fuiste y me exiliaste de tu mirada.

Me someti a mi destino, acepte mi derrota. Llego a mi la certeza de que eras ciega. Era asi como podía comprender tu incertidumbre, tu miedo. Era una mentira, desde luego, una que me contaba a mi mismo para no enfrentarme con el desatino.

Clamas por un amor y lo escupiste.

Pediste comprensión que nunca diste.

Mataste al perro que te cuidaba.

Estas eran las verdades que me negué a ver, para no manchar tu imagen, para dejar la puerta abierta. Para ser lo que no fuiste conmigo.

Ahora que te divertiste.

Ya que hasta ahora volviste.

Me vienes a culpar de tu falta de destreza.

En explicar tu tibieza

Reclamando por lo que huiste.

Ni siquiera me dejaste conservar un buen recuerdo.

Yo ya me había despedido.

Había dado todo por muerto, por perdido.

Con la nostalgia de un desaparecido

Y como un perro con rasquiña, me remuerdo.

Lo mataste todo, no me ni el recuerdo, nada. Ni siquiera de lo mio, ni siquiera lo que hice.

Ni siquiera el espejismo que te construi y en el cual dormiste.

Ni siquiera tus ojos negros o la tibieza de tu mirada.

De ti, no me quedo absolutamente nada.

Solo para quemar lo poco bello volviste.

Buscar mi hogar en tu piel fue mi pecado, fue lo que quise.

 

Recordarme de tu tacto.

Tu calor. Tu ternura.

Ni siquiera eso me queda.

Lo amurallaste detrás de mi amargura.

 

Vete y no me atormentes. No seas como el cuervo.

Busca en otro lado. Ya no puedo ser tu verbo.

No hay comentarios: